El corazón es el órgano principal del cuerpo, hoy en día las enfermedades coronarias son la principal causa de muerte en el mundo. Su cuidado no depende de una estación en particular, sino que en todo momento del año necesita ser atendido especialmente.
Tanto en invierno como en verano, las temperaturas extremas implican la necesidad de un mayor cuidado de este órgano. Los infartos de miocardio, son más comunes en invierno, aunque durante el verano, el corazón también se ve afectado por el exceso de calor. Durante el verano se tiende a consumir bebidas heladas, por lo tanto, de un estado de contracción que el corazón tiene por las temperaturas elevadas, en ese momento, tiende a expandirse abruptamente frente al consumo de bebidas frías, lo cual puede generar infarto de miocardio. Lo mismo ocurre cuando la persona del calor extremo se sumerge en aguas muy frías, el corazón de un estado de contracción pasa a otro de expansión y se desequilibra totalmente.
La hipertensión, la hipercolesterolemia, así como diversos desórdenes circulatorios, son generadores de debilidad coronaria. La dieta es un factor de riesgo fundamental relacionada con la enfermedad cardiaca.
La alimentación puede actuar de forma preventiva eficazmente en este tipo de dolencia. Síntomas visibles de un corazón delicado es el tinte rojizo en el rostro, lo cual habla de exigencia cardíaca, sobre todo de presión alta.
La baja presión, hipotensión, también refleja el estado del corazón y un tinte pálido en el rostro por falta de oxígeno.
Resolución desde la alimentación
La fibra tiene la capacidad de remover, diluir e inactivar desechos tóxicos del organismo, por lo que una alimentación rica en fibra permite la protección del sistema circulatorio en su totalidad..
Las legumbres tienen esta capacidad, especialmente: garbanzos, porotos aduki y porotos negros. Consumirlos en guisos o sopas durante otoño – invierno y hervidos en ensaladas durante primavera- verano.
El Ajo, actúa como protector cardiovascular. Consumirlo tostado mezclado con verduras en ensalada de achicoria, apio, perejil, repollo blanco, lo hace más digerible.
La cebolla y la cebollita de verdeo son antioxidantes poderosos y protectores cardíacos. Es importante consumirlas cocidas para evitar acidez estomacal, rehogadas en aceite de maíz y entre otras verduras como zanahoria, zapallo, nabo.
Dentro de las carnes, lo ideal es consumir fundamentalmente pescado y sobre todo los que contienen Omega 3 que actúan como antiinflamatorios: Abadejo, Brótola y el Aceite de Hígado de Bacalao.
Dentro de las semillas las ideales para consumir son las almendras, nueces de nogal y las semillas de zapallo, todas son fuente de Vitamina E, protectora cardíaca. Conviene consumirlas tostadas, a las almendras filetearlas previamente. Lo ideal es en ensaladas y fundamentalmente en otoño e invierno, ya que en cuanto la temperatura sube ya sea en primavera o verano, al hígado le resulta más difícil digerirlas.
El aceite de oliva, si bien tiene un pH ácido, actúa también como protector cardíaco. Es importante no cocinarlo, sino usarlo crudo en preparaciones más alcalinas, como por ejemplo en las ensaladas.
La palta es otro alimento con propiedades que benefician al sistema circulatorio, tiene poder antiinflamatorio, aunque conviene moderar su consumo porque puede sobrecargar la función hepática, conviene consumirla no cotidianamente y prepararla con bastante limón.
Frutas como manzanas y membrillos aportan a través de la pectina que contienen, una cantidad de fibra dietética, lo que las hace arrastrar los desechos tóxicos del organismo. Las manzanas conviene consumirlas como pasta de manzana, cocinadas en trozos, sin agua durante 2 horas y al membrillo en su forma de jalea, para consumir por la tarde durante la merienda con pan de arroz.
Dentro de las verduras, la zanahoria y el zapallo son de las verduras con más alto índice de fibra dietética.
El Miso beneficia la función cardíaca, trabajando sobre los capilares, es importante consumirlo en sopas de verduras como zapallo, nabo, verdeo. El miso es un derivado de la soja, llamado pasta de soja.
El Trigo sarraceno activa la función circulatoria. Se puede consumir en guisos o bien fideos de sarraceno, o bien crepes de harina de sarraceno o ñoquis preparados con fécula de maíz.
El Nabo y zuchini actúan reduciendo las grasas del organismo.
El Arroz integral, Cebada Perlada, Mijo son cereales importantes de consumir en cada comida, por su contenido en fibra, Vitamina B e importantes nutrientes. La Avena actúa también como protector cardíaco, su consumo ayuda a bajar colesterol e hipertensión
En relación al vino como protector cardíaco, El Dr. David Perelmuter, en su libro “Cerebro de pan” dice que: “el Resveratrol, presente en las uvas y asociado a los beneficios de beber una copa de vino tinto al día, desacelera el envejecimiento, mejora el flujo de sangre al cerebro y promueve la salud del corazón, sino que también refrena las células grasas al inhibir su desarrollo”. En este caso siempre es necesario ver las características individuales, la tolerancia que la persona tenga al alcohol, tal vez no sea 1 copa al día, sino media y tal vez no asiduamente sino de vez en cuando.
Ciertos minerales actúan también como protectores cardíacos: El Calcio, presente no solo en los lácteos, sino también en verduras como repollo, brócoli, en las algas marinas y en los cereales integrales, en dónde el sílice disponible, se trasmuta en calcio. Las semillas de sésamo molidas aportan también este elemento. El sistema circulatorio se beneficia con el aporte de calcio.
El Magnesio, presente en el arroz integral, mijo, trigo integral, avena, garbanzos, lentejas, porotos blancos, poroto aduki, poroto de soja.
La Vit.C, no solo presente en cítricos sino en todas las frutas y verduras
El Cinc, presente en las semillas de calabaza. Estas semillas al consumirlas, compensan al cadmio presente en la nicotina.
El Potasio, presente en verduras, cereales integrales, legumbres
El Té Bancha especialmente beneficia el funcionamiento cardíaco, lo mismo pasa con el té de semillas de Ha-Bú , el té de olivo, y el de diente de león
Actividad física
La rigidez corporal genera hipertensión y viceversa. Es importante realizar actividad física que contemple la posibilidad de flexibilizar y ablandar el cuerpo. El yoga actúa en este sentido. Las caminatas, de mínimo media hora diaria, permiten una buena circulación de la sangre, de la energía en general y otorgan un masaje a la planta del pie, en cuyo centro existen meridianos que al masajearlos, fortalecen al corazón.
Factores de riesgo
Consumo de cafeína, tanto en café, hierba mate, té negro, té rojo, té verde, bebidas cola.
Peso corporal excesivo: la obesidad y el sobrepeso. Especialmente cuando la grasa se concentra en el abdomen, favorecen la aparición de enfermedades cardiovasculares. Tabaquismo: Todos los estudios muestran claramente que los hombres y las mujeres de mediana edad que fuman tienen un riesgo mucho mayor de sufrir un infarto de miocardio.
El tabaco trabaja disminuyendo la capacidad circulatoria
Para la salud del sistema circulatorio y cardíaco, es necesario:
Realizar actividad física diariamente y en contacto con el aire libre. Consumir pescado de mares profundos, queso de cabra y huevos de procedencia orgánica, moderadamente. Ocasionalmente alguna carne blanca de procedencia orgánica o de cabra, chivo, cordero, liebre, etc. en poca cantidad.
Consumir cereales integrales que son hidratos de carbono de combustión lenta: arroz integral, cebada perlada, quínoa, mijo, avena… Minimizar el consumo de carbohidratos refinados, como azúcar, miel, harinas, frutas con alto contenido en azúcar, alcohol.
Consumir verduras alcalinizantes: zanahoria, zapallo, repollo, coliflor, verdeo, nabo, acuzai, brócoli, bardana, loto, hojas de nabo…
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