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Sobre El Colesterol Y La Capacidad De Dejar Fluir








La hipercolesterolemia es una de las 30 enfermedades llamadas hoy “Epidemias”, no porque sea contagiosa, sino porque están abarrotados los consultorios médicos por quienes la padecen. Cada año aumenta el número de personas aquejadas por esta dolencia.

En general el tratamiento consiste en la medicación que suele suministrarse de por vida.

La experiencia a partir de pacientes que han modificado sus hábitos, a través de cambios alimenticios, actividad física y conocimiento de sus estados emocionales, dan muestra que es posible reducirla notoriamente, después de unos pocos meses, sin luego la necesidad de la medicación. Para ello han consultado a sus médicos quienes aprobaron la supresión de la misma.

El siguiente informe tiende a mostrar las posibilidades de curación natural que esta enfermedad tiene.







A qué llamamos colesterol








El Dr. Juan de Dios García-Díaz, especialista en Medicina Interna, dice:

“El colesterol, al igual que los triglicéridos, forma parte de las grasas del organismo, también conocidas como lípidos. Los lípidos están presentes en la estructura de todas las células, pues forman parte de su membrana (envoltura). Se utilizan como materia prima para la síntesis de algunas hormonas y, al metabolizarse, producen energía. El nivel de colesterol en sangre depende, en parte, de la cantidad y el tipo de grasas que se tomen con los alimentos, pero principalmente procede de su fabricación por el propio organismo en el hígado.

Un nivel de colesterol elevado en sangre no es un problema a corto plazo, pero si se mantiene durante mucho tiempo, acelera el desarrollo de la arterioesclerosis, proceso arterial degenerativo asociado a la edad, y que consiste en un endurecimiento y estrechamiento de las arterias que llevan la sangre a los diferentes órganos y partes de cuerpo.

Es frecuente decir que hay dos tipos de colesterol: el «bueno», denominado lipoproteínas de alta densidad (HDL, por sus siglas inglesas), y el «malo», constituido por las lipoproteínas de baja densidad (LDL).

Las LDL transportan y ceden el colesterol a todos los tejidos y su exceso favorece la enfermedad de las arterias (enfermedad cardiovascular). Las HDL tienen, por el contrario, un efecto beneficioso, al recoger el colesterol sobrante y devolverlo al hígado. De esta manera previenen el desarrollo de la arteriosclerosis.

La proporción entre ambas formas de colesterol (LDL y HDL) es lo que en realidad influye en la aparición de una arteriosclerosis y sus complicaciones a edades prematuras (lo que se llama el riesgo cardiovascular).



En general se admiten los siguientes valores en los niveles de colesterol (mg/dl):

Ideal: menor de 200

Ligeramente alto: entre 200 y 240

Alto: entre 240 y 300

Muy alto: más de 300” (1)

Cabe destacar a partir de lo dicho anteriormente, por un lado, que el hígado tiene un papel fundamental en cuanto a la presencia del colesterol, tanto del bueno como del malo.

En relación al colesterol malo que se fabrica justamente en el hígado, si éste se encuentra sobrecargado la posibilidad de fabricarlo ha de ser menor.

El colesterol bueno tiene la función de tomar el colesterol malo del organismo y devolverlo al hígado. Si éste se encuentra sobrecargado no podrá realizar bien su función de metabolizar el colesterol devuelto. Recordemos que el hígado funciona como un laboratorio. En la medida que se encuentre sobrecargado debido al consumo excesivo de grasas, azúcares, químicos, alcohol, harinas, cafeína, no podrá realizar correctamente su función. De manera que a la hora de ayudarse frente a un colesterol elevado sea prioridad cuidar la salud del hígado.

Es de destacar también el problema que surge con índices muy bajos de colesterol, ya sea 160, 150, y hasta más bajos aún. Esto genera serios problemas en el organismo de las personas, generando estados de ansiedad y habla de un mal metabolismo de las grasas y por lo tanto, desequilibrios de una función hepática con desequilibrios.

La forma de reducir el colesterol malo y aumentar el bueno es a través de una alimentación adecuada, con un equilibrio en el consumo de grasas, carbohidratos, químicos,  así como de un estilo de vida saludable que iremos detallando a continuación.







Cuál es su causa


Existen causas emocionales, hereditarias, alimenticias y de modo de vida.

Para muchos médicos la herencia es fundamental a la hora de hablar de colesterol elevado. Sin embargo es notable ver cómo a pesar de que en una misma familia haya índices de hipercolesterolemia, a partir de un cambio en los hábitos de vida a través de modificaciones sustanciales en la alimentación, desarrollo de actividad física y comprensión de los estados emocionales, la herencia deja de tener peso.

Esto no sucede únicamente en enfermedades como las que estamos mencionando, sino que ocurre con todas. Es decir que llevar a cabo una vida saludable, puede contrarrestar los efectos de la herencia.

Que los padres hayan tenido cáncer o accidente cerebro-vascular, puede significar una propensión a la enfermedad, ya que es real que la estructura genética  tiene su peso y hay una tendencia a que aparezca en algún momento de la vida. Sin embargo, es posible revertirla a partir de los propios cambios. Existen muchas personas que a partir de una alimentación equilibrada, en poco tiempo han logrado cambios sustanciales.

Con respecto a las causas de un colesterol elevado, vale destacar las siguientes apreciaciones:








Sobre el efecto de las grasas en el organismo

…Desde los años 1960 cuando la relación entre los desórdenes cardíacos y las grasas dietéticas llenó los titulares en la prensa de E.E.U.U., son muchos los que progresivamente han tomado conciencia de los varios efectos patogénicos producidos por alimentos aceitosos y grasos. Y, en verdad las grasas son por mucho, los géneros más incriminados entre nuestras modernas amenazas dietéticas…

…La falta de fluidez en la circulación sanguínea puede ser causada por una acumulación de colesterol a lo largo de las paredes de los vasos sanguíneos, produciendo una estrechez  y, eventualmente, un bloqueo de dichos vasos. Cualquier interferencia con el flujo sanguíneo, puede causar desórdenes en todo el cuerpo, ya que la sangre suministra nutrientes esenciales, oxígeno, y otras substancias a todos los tejidos y órganos, y que varios componentes inmunológicos son transportados en el interior de millones de canales circulatorios y linfáticos, para ejecutar importantes funciones inmunes. Los problemas circulatorios desmejoran con una vida sedentaria; pudiendo formarse gotillas o sedimentos de grasa en los grandes canales linfáticos, en el pecho y abdomen, que flotan hacia los vasos sanguíneos donde producirían algún grado de interferencia en el flujo de sangre.

…Los culpables dietéticos de la presencia de radicales libres, de la mala circulación sanguínea, de la privación de oxígeno a los tejidos corporales, son los alimentos grasos, aceitosos, altamente refinados y cocinados a temperaturas elevadas salteados u horneados.

“Sobre el consumo de azúcar

La evitación de alimentos altos en azúcares simples tiene sentido por varias razones. Las “calorías vacías” de una dieta de mucho azúcar puede producir un número de problemas, incluyendo obesidad, caries dentales, carencias minerales y hasta desórdenes psicológicos tales como hiperactividad y depresión. Asimismo el alto consumo de azúcar ha sido asociado con la elevación de triglicéridos serosos (grasas sanguíneas) en algunas personas. Altos niveles de estas grasas pueden agravar la enfermedad cardíaca y causar otros problemas asociados con una mala circulación y colesterol elevado. Los cereales refinados, las frutas y sus jugos, el alcohol, la cafeína y las grasas dietéticas en general tienden a levantar los niveles de triglicéridos; otras evidencias sugieren que los niveles de colesterol son incrementados al reemplazar los carbohidratos complejos (cereales integrales) por azúcares simples.”(2)

¿Qué ocurre con el aspecto emocional?


El colesterol elevado, entre otras varias causas, tiene que ver con la presencia de exceso de grasas en el organismo.

Las grasas son elementos densos, que generan densificaciones en nuestra sangre, que impiden la normal circulación de ésta, tapando nuestras arterias y generando la posible presencia de coágulos. Es decir, el exceso de grasas, impide el normal fluir de la sangre. De ahí que la hipertensión se asocia también con un colesterol elevado, lo mismo que un elevado índice de triglicéridos. Todos estos temas  tienen que ver con una limitación en la capacidad circulatoria de la sangre. Ésta no fluye libremente.

Somos una unidad cuerpo-mente. No es distinto lo que ocurre en nuestro cuerpo, de lo que ocurre en todo nuestro ser, es decir emociones, pensamientos, sentimientos.

El colesterol elevado tiene que ver con la densificación de elementos en la corriente sanguínea. ¿No existen acaso, densificaciones en la vida de todos los días, no estamos acaso atrancados con emociones, pensamientos y sentimientos? ¿Puede tener que ver el hecho de que no podamos dejar fluir la sangre, con el no poder dejar fluir situaciones corrientes de la vida cotidiana?

Lo denso de la vida serían los conflictos que nos resistimos a ver, a encarar con intensidad, a enfrentar.

La incapacidad de entregarnos a la adversidad, la desconfianza en los procesos del vivir y en nosotros mismos, genera estancamientos, incapacidad de fluidez, como un río que tiene muchos escollos en su surco.

Vale entonces preguntarse: ¿Qué es lo que no dejo fluir? ¿Enfrento aquello que me cuesta? ¿Temo al sufrimiento? ¿Puedo enfrentar los conflictos? ¿Y si los enfrento, quedo atrancado en ellos o a partir de la comprensión, se desvanecen y fluyen como el curso natural de un río?







Cómo es posible contrarrestar desde la alimentación








Una alimentación basada en fibras, incluyendo cereales integrales, verduras,  legumbres, frutas con bajo contenido en azúcar, semillas, que implique poca ingesta de harinas, azúcares, poca proteína animal (carnes, pollo, queso), pescado de mares profundos, beneficia la función circulatoria y permite contrarrestar la presencia de colesterol elevado.

La sangre que circula a través de nuestro organismo puede asemejarse a la planta en una maceta. Si la tierra de la maceta está dura, abroquelada, si no tiene un buen drenaje, cuando plantemos una semilla, no prosperará su crecimiento, debido a que cuando le agreguemos agua, ésta no drenará y no permitirá que los nutrientes de la tierra permitan su natural crecimiento. Con nuestra sangre ocurre lo mismo. Si la sangre es densa, no fluye por la presencia de alimentos densos, como grasas, exceso de proteína animal, harinas, azúcares, químicos, ésta se estancará, se densificará y no podrá irrigar naturalmente a todos los órganos y permitir que las funciones corporales se desarrollen adecuadamente.

“Uno de los beneficios ampliamente reconocidos de una dieta basada en granos es su contenido de fibras. En términos de inmunología, el papel de las fibras es básicamente el de diluir, ligar, inactivar y remover los cancerígenos, el colesterol, los ácidos biliares y varias sustancias tóxicas encontradas en nuestra provisión alimentaria.

Los cereales integrales, leguminosas y verduras cultivadas orgánicamente, suministran una soberbia provisión de fibra, proteína, ácidos grasos esenciales, vitaminas y minerales.



Esta combinación es baja en sodio y grasa, ofreciendo en consecuencia un valor alimenticio grande comparado con las calorías vacías de los carbohidratos refinados como el pan blanco, pasteles, dulces y azúcar blanca”. (2)

Según Jean Carper en su libro: “Los alimentos medicina milagrosa”, dice en relación al cuidado del colesterol y la alimentación  lo siguiente:

“La terapia basada en la alimentación, produce mejores resultados en las personas con niveles inadecuados de colesterol.

Son muchos los alimentos que combaten el colesterol. Coma cereales, legumbres, hortalizas, alimentos ricos en fibra soluble como avena, comida de mar. Reduzca el consumo de grasa saturada de origen animal, como leche entera, quesos, manteca, restrinja las grasas vegetales, la margarina, las grasas de pastelería, y los alimentos procesados. Los aceites se incorporan a las partículas de lipoproteínas de baja densidad donde se oxidan fácilmente y se convierten en una forma tóxica que destruye las arterias.

…Consuma hongos shitake, cebolla, arroz integral, algas marinas, té verde.”(3)







Cuáles alimentos son especialmente beneficiosos para reducir el colesterol, es decir las grasas en sangre


Legumbres: lentejas, garbanzos, porotos aduki, porotos de soja en forma de queso de soja y de miso, porotos negros. Cocinarlas con algas kombu para evitar las flatulencias.

Avena debido a su alto contenido en fibra. Consumirlo en sopas de verduras.

Ajo como protector cardiovascular. Consumirlo tostado mezclado con verduras en ensalada de achicoria, apio, perejil, repollo blanco.

Cebolla y cebollita de verdeo, como antioxidantes poderosos, tiene gran capacidad de aumentar el llamado colesterol bueno. Consumirla cocida para evitar acidez estomacal.

Abadejo y Brótola, con alto contenido en Omega 3.

Almendras y nueces de nogal: consumidas con moderación y tostarlas previamente.

Si bien el aceite de oliva se conoce como protector cardíaco, es un aceite demasiado ácido, por lo que solo podría consumirse en poca cantidad en ensalada y para cocinar utilizar aceite de maíz que es más alcalino, tiene pH 7.

Palta: contiene grasas de buena calidad. Evitar su consumo continuo. Consumirla con jugo de limón y en ocasiones.

Manzanas y membrillos: debido a la pectina que contienen y que actúa como fibra dietética arrastrando los desechos tóxicos del organismo.

Zanahoria: debido a su alto contenido en fibra.

Té Bancha: beneficia especialmente la función cardiovascular.

Miso: beneficia la función cardíaca, trabajando sobre los capilares, es importante consumirlo en sopas de verduras como zapallo, nabo, verdeo.

Trigo sarraceno: activa la función circulatoria.

Nabo y zuchini: reducen las grasas del organismo.

Arroz integral, cebada perlada, mijo…: cereales importantes de consumir en cada comida por su contenido en fibra, Vitamina B e importantes nutrientes.

¿Qué pasa con el huevo?


“Su aporte de grasas o lípidos se concentra en la yema, en una cantidad de unos 11 gramos por cada 100 gramos de huevo. Lo destacable es que predominan los ácidos grasos insaturados, sobre los saturados. Una relación saludable para nuestro sistema cardiovascular a pesar de que su contenido en colesterol sea elevado.

La yema de huevo contiene lecitina o fosfatidilcolina y otros fosfolípidos, grasas que contienen fósforo, con buenas propiedades para la salud. El huevo es la mejor fuente de colina. Este compuesto participa en múltiples reacciones metabólicas, está presente en las membranas celulares y en un neurotransmisor llamado acetilcolina. Cuando falta colina existen alteraciones hepáticas, de crecimiento, infertilidad, hipertensión, pérdida de memoria e incluso mayor riesgo de cáncer. Un huevo contiene la cantidad diaria de colina necesaria.

En relación al consumo de huevo y el aumento del colesterol, últimamente han surgido investigaciones que muestran que no es el huevo causante de un colesterol elevado. Según las publicaciones científicas actuales, lo que incide es la relación entre grasas saturadas e insaturadas, más que la ingesta de colesterol en sí, como se pensaba anteriormente. Ciertos estudios muestran que la ingesta de 1 huevo diario no tiene efecto adverso en relación a la presencia de colesterol en sangre, dentro de una alimentación equilibrada con presencia de abundante fibra y escasez de grasas y azúcares. Estudios realizados, muestran que la lecitina presente en la yema de huevo junto a la relación de los tipos de grasa “saludable” que ésta presenta, implica una menor absorción de colesterol en sangre.”(4)

Factores de riesgo


En relación al consumo de alcohol

El consumo moderado de vino, aumenta el colesterol HDL y puede reducir el efecto negativo del colesterol LDL. Sin embargo, produce a la vez un aumento de la tensión arterial, de los triglicéridos, con lo que daña al sistema circulatorio, al hígado y otros órganos, como el sistema nervioso.

Peso corporal excesivo

La obesidad y el sobrepeso, especialmente cuando la grasa se concentra en el abdomen, favorecen la aparición de enfermedades cardiovasculares.

Tabaquismo

Todos los estudios muestran claramente que los hombres y las mujeres de mediana edad que fuman tienen un riesgo mucho mayor de sufrir un infarto de miocardio. Al dejar de fumar, este riesgo va disminuyendo de forma progresiva. El tabaco trabaja disminuyendo la capacidad circulatoria, con lo que la posibilidad de acceder a un colesterol elevado es importante.







Equilibrio de oxígeno, grasas y glucosa








El organismo se nutre del equilibrio entre oxígeno, grasa y glucosa.

Tiene que existir la misma cantidad de uno y otro para que todo funcione armónicamente.

El oxígeno lo incorporamos a través de una buena actividad física, especialmente realizada al aire libre, de una buena respiración, inhalando, tratando que el aire llegue bien abajo, de manera de poder eliminar el exceso de CO2 (anhídrido carbónico).

La glucosa debe incorporarse a través de carbohidratos de combustión lenta,  que son los cereales integrales, a diferencia de los de combustión rápida, como el azúcar de caña, harinas, cereales refinados, alcohol, frutas con alto contenido en azúcar, que conviene minimizar su ingesta.

Las grasas las incorporamos a través de aquellas de buena calidad, orgánicas, sabiendo no excederse en su consumo, tales como pescados de mares profundos y carnes que no provengan de animales de cría intensiva. Queso de cabra o vaca, también de procedencia orgánica,  aceite de maíz y algunas semillas como nueces, almendras, semillas de zapallo.

Ocurre que si existe falta de oxígeno, por no hacer una buena actividad física o por poco contacto con el afuera, buscaremos compensar esta falencia,  consumiendo más grasas o carbohidratos.



Lo mismo ocurre, si no hay suficiente cantidad de grasa, la buscaremos compensar consumiendo más carbohidratos.

El consumo de grasas de buena calidad, pescado o bien carne de pollo de procedencia orgánica o bien carne orgánica o bien carne de animales silvestres, consumida con moderación, puede significar muchas veces un cierto equilibrio para el organismo.

El exceso de grasa animal perjudica nuestra salud, la ausencia también puede ser nociva, no dándole al organismo esa cuota de grasa que necesita para que todas las funciones corporales se desarrollen natural y armónicamente.

Por todo esto es fundamental:

Para una buena salud y especialmente del sistema circulatorio y cardíaco, realizar actividad física diariamente y en contacto con el aire libre.

Consumir pescado de mares profundos, queso de cabra y huevos de procedencia orgánica, moderadamente. Ocasionalmente alguna carne blanca de procedencia orgánica o de cabra, chivo, cordero, liebre, etc. En poca cantidad.

Consumir cereales integrales que son hidratos de carbono de combustión lenta: arroz integral, cebada perlada, quínoa, mijo, avena… Minimizar el consumo de carbohidratos refinados, como azúcar, miel, harinas, frutas con alto contenido en azúcar, alcohol.







Actividad Física


Si no existe movimiento se produce anquilosamiento del cuerpo y la sangre no circula adecuadamente. Para que la sangre fluya tiene que haber movimiento, sino se producen endurecimientos, no sólo de músculos y articulaciones, sino también de venas y arterias, rigidez en todo el cuerpo y en la mente también.

Una actividad física moderada diaria evita el endurecimiento.

Si la actividad física es excesiva se genera exceso de oxidación, lo cual contribuye a la presencia de radicales libres en el cuerpo y éstos a su vez son generadores de un mal funcionamiento del hígado y en consecuencia alteran la función circulatoria con el consiguiente aumento del colesterol, presión sanguínea y triglicéridos.

Una actividad física diaria, como por ejemplo caminatas de 3 a 4km., bicicleta, en superficies planas, acompañado de un yoga dinámico, van a actuar flexibilizando todo el cuerpo, también la mente, y dando tono vital a todo el organismo.

Si solamente fueran caminatas y bicicleta sin yoga, el organismo adquiere tono, fuerza, pero le falta la flexibilidad necesaria y la capacidad de precisión y alineamiento corporal que el yoga otorga. Si solo fuera yoga, faltaría el tono vital que da una actividad física, hecha en medio de la naturaleza como caminar entre arboledas, lagos, parques, ríos, montañas, mar. Incluso viviendo en una ciudad siempre hay parques, reservas naturales, costaneras, por dónde uno puede hacer actividades físicas al aire libre.

Actitud ante la vida


Como ya lo expresamos anteriormente, el consumo excesivo de grasas,  impide el fluir natural de la sangre.

¿Y qué ocurre en uno en relación al fluir natural de la vida?

Si comprendemos que resistirnos a lo que nos sucede, genera justamente eso, un anquilosamiento de nuestra mente, un no dejarse fluir con el curso natural del río de la vida, tal vez podamos hacer ese clic, des-rigidizarnos, para entregarnos y confiar en que lo que está sucediendo es lo que “es”, y de eso poder sacar el mejor aprendizaje.

Cuando una persona comienza a ordenar su vida en cuanto a lo más simple: comer bien, dormir bien, trabajar lo necesario, mover el cuerpo, enfrentar las situaciones incómodas en relación a los vínculos y no negar los sentimientos-pensamientos que se tienen, hay un orden superior que confluye con ese orden pequeño, del día a día y las cosas se van acomodando, incluida nuestra propia salud.

Cuando nos referimos a ese orden no tiene nada que ver con un orden de estructuras rígidas, que en verdad es desorden, nos referimos al orden natural, que es flexibilidad, blandura y a la vez firmeza.

El aumento de colesterol puede tener que ver con el no querer enfrentar lo denso de la vida, negarlo, temerle. Esto puede pasarnos a todos, solo que  cada uno lo manifiesta de diferente manera.

Vale entonces poder fluir como las aguas de un río, siendo conscientes de nuestras resistencias, temores, miedo a la adversidad y observar esos estados.

En esa observación, atención y capacidad perceptiva a lo que nos ocurre, sin aceptación, ni rechazo, solo VER, algo sucede…


Referencias:

(1) Dr. Juan de Dios García Díaz.

(2) Michio Kushi, Martha Cotrell, “Sida Macrobiótica e Inmunología Natural”, Ediciones Gea 1993.

(3) Jean Carper. “Los alimentos Medicina Milagrosa” Editorial Norma, 1996.

(4) Huevo y Colesterol: http://revista.consumer.es/web/es/20040901/alimentacion/

(5) “Aprendiendo a cuidar el Cuerpo-Mente” 200 recetas naturales del Spa Las Dalias, Liliana Racauchi, José Bidart, Editorial Kier, 2003.

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